miércoles, setiembre 01, 2010

Un español que se moviliza en silla de ruedas pero que lleva la aventura metida en las venas

Un viajero que va ‘A Salto de Mata’

MADRID, ESPAÑA. Miguel Nonay es un español que derrocha optimismo y ganas de ‘comerse’ el mundo. Aunque la poliomielitis llegó a su vida cuando apenas tenía ocho meses de nacido y le dejó secuelas en las piernas que lo obligan a movilizarse con bastones o en silla de ruedas, él tiene muy claro que puede hacer todo lo que se proponga. “Aunque me cueste el doble o el triple que a los demás, yo siempre he sabido que puedo hacer todo”, expresa.

Ahora, a sus 48 años, este zaragozano se ha convertido en un referente para el mundo del turismo inclusivo. De América a Asia, de Europa hasta África y Oceanía, miles de personas de los países más remotos del planeta leen sus crónicas y aprecian sus fotografías y vídeos en su blog de viajes ‘A Salto de Mata’ (www.asaltodemata.com), una bitácora con más de 2.000 seguidores en Blogger, Facebook y Twitter, que recibe un promedio de 300 visitas diarias y más de 50 comentarios por cada post, que no sólo tiene el valor de ser interesante y entretenida, sino que es la muestra más fiel de que un hombre decidido puede conquistar el mundo.


–‘A salto de mata’ es una expresión asociada con aprovechar las oportunidades que presenta la vida, en el momento adecuado. ¿La frase te define?
–Sí, pero tengo otra definición. ‘A salto de mata’ es una frase muy aragonesa que significa saltar de sitio en sitio y sobre todo saltar obstáculos. Yo voy saltando obstáculos toda la vida y además voy saltando de país en país. Me pareció que podía definirme muy bien, sobre todo desde el punto de vista de que es el nombre de un blog que intenta ser entretenido para que la gente, a la hora de leer mis post, no sienta que la discapacidad es un drama y entienda que simplemente quienes vamos en una silla de ruedas estamos sentados pero que podemos hacer las cosas como cualquiera. No hay límites para nosotros si realmente estamos convencidos de lo que queremos hacer.

–¿Cuántos países conoces hasta ahora?
–Aparte de España, he estado en once países de cuatro continentes. Argentina, algo de Brasil y Costa Rica en América; Bélgica, Francia, Portugal, Italia, Grecia y Chequia en Europa; Turquía en Asia y Túnez en África.

–¿Y cuál te gustó más?
–Costa Rica es el que más me gustó, no porque fuera el último viaje importante que haya hecho, sino porque es uno de esos lugares que, cuando los ves, piensas que es tu lugar. Yo creo que todos en algún momento estamos en un rincón del mundo y pensamos que ése es nuestro sitio. Me sentí tan sumamente identificado con el modo de vivir, con la sencillez y la alegría que tiene esa gente, en comunión con la naturaleza, que desde que aterricé y salí de San José me sentí identificado con muchos rincones. Sobre todo con la costa del Pacífico. Yo creo que algún día viviré allí.

–Muchos se quieren ir a vivir a Costa Rica…
–Sí, en realidad no soy muy original (risas).

–¿Qué es lo que más recuerdas de ese viaje?
–Yo en Costa Rica he hecho cosas que jamás había realizado. He saltado por los árboles haciendo tirolina, he hecho aguas bravas, he ido en ultraligero, he practicado kayak por el Caribe y he montado a caballo. Y lo que más me sorprendió es que nunca me pusieron problemas. En Europa estamos muy acostumbrados al ‘es que…’, ‘quizá, usted…’, pero allá no. Allá es: ¿quieres hacer tirolina? Pues vamos a ver cómo lo haces. ¿Quieres hacer rafting? Pues vamos a ver cómo lo haces. Esa actitud sumamente positiva y tan natural me cautivó.

–¿Cómo planificas tus viajes? ¿Los piensas mucho o simplemente te dejas llevar por la aventura?
–Yo a la hora de escoger un destino no me planteo qué país es más accesible para mí. Yo sólo pienso en a dónde quiero ir y a partir de allí empiezo a recavar información, pues considero que la gente de todos los países está muy abierta a ayudarte. A mí me gusta vivir la aventura pero no una aventura a priori. Saber si el hotel está adaptado o no… o si me van a perder la silla o no, no es una aventura. Eso, con perdón, es una ‘putada’. La aventura empieza cuando pisas ese país. Yo recavo información primero en España en las webs de las oficinas turísticas, y también me compro las guías impresas en papel porque así me queda un recuerdo para toda la vida.

–¿Viajas solo o en grupo?
–Normalmente viajo con Eva, mi mujer, quien tiene una discapacidad en el brazo izquierdo. Siempre nos va muy bien.

–¿Crees que cada vez es más fácil hacer turismo accesible?
–A mí no me gusta hablar de turismo accesible; prefiero hablar de turismo inclusivo, porque la accesibilidad tiene que ser un concepto. Es como cuando vas a construir una casa, a nadie se le ocurre decir: acuérdate de hacer el tejado. A la hora de planificar rutas o construir establecimientos hoteleros, la accesibilidad tiene que ser un concepto. Todavía hay dificultades y hay mucho de voluntad propia a la hora de viajar. Hay viajes planificados para gente con discapacidades, pero si uno quiere buscar aventura, si lo que quiere hacer es divertirse de otra manera, tiene que ponerle mucha voluntad.

–Pero hay trabas…
–Sí, una de las más fuertes es cuando vas con silla de ruedas y tienes que coger un avión. La silla de ruedas es un equipaje más y no es de mano. La mandan a la bodega. En teoría reciben un protocolo diferente, junto con los carritos de los niños, y las dejan en un lugar separado para que no las descarguen en el tren que recoge las maletas. Pero, a la hora de la verdad, no es así. Lo que ocurre es que la silla corre el riesgo de caer en el tren de las maletas y se rompa. A mí en alguna ocasión me han dejado la silla en otro aeropuerto o me la han entregado con los reposapiés rotos. Luego, para colmo, ponen muchas trabas al reclamar.

–¿Qué hacer cuando ocurre algo así?
–Si ocurre alguna circunstancia de éstas hay que poner la reclamación antes de salir del aeropuerto, pero eso no les debe amargar el viaje. Si la silla se ha roto, que la reparen o se compren otra. Cuando haces un viaje de dos horas, te cuesta muy poco volver a casa si vas en coche; pero cuando vuelas 14 horas y el primer día te rompen la silla de ruedas, ¡que no te amarguen el viaje! Hay que continuar porque probablemente no te van a pagar lo que vale la silla de ruedas y además vas a perder el viaje y las oportunidades. Yo diría que hay que continuar siendo positivos.

–¿Y qué sucede con los hoteles y los restaurantes?
–El problema no son los hoteles o los restaurantes, sino la poca información que colocan en sus páginas webs. Uno puede visitar las páginas que quiera, e incluso alguna que hay por allí que muestra hoteles con accesibilidad, pero el mayor problema de todos es la definición de la accesibilidad. La pregunta es: ¿es accesible para quién? Incluso hay lugares que no ponen que son accesibles, pero sólo tienen un pequeño escalón que con una silla manual o algo de ayuda puedes superar. Si esto fuera diferente, en vez de quedarte en un hotel accesible de cinco estrellas –que es excesivamente caro– te podrías quedar en uno de dos o tres estrellas. Yo pediría esa información más concreta en las webs o por lo menos poner fotografías. Sin embargo, al final a mí me preocupa poco que el lugar sea accesible o no, porque a lo mucho me quedo una noche en cada hotel y si hay que pedir ayuda, se pide. El mayor enemigo nuestro, para quienes tenemos problemas de movilidad, es que existan más de siete escalones. Hasta uno o dos los podemos superar.

–¿Qué es lo que más te satisface al tener un blog tan exitoso?
–Que me deis la oportunidad de poder explicar mi concepto de turismo y mi filosofía de vida, que no la dirijo exclusivamente hacia las personas que tienen algún tipo de capacidad diferente, sino incluso a la gente que en un momento determinado, por alguna circunstancia, se pueda sentir mal y crea que para ellos ha acabado todo y que tienen un problema muy gordo. Yo les diría que una vez que se toca el suelo, se puede salir y que, con voluntad y con tesón, tus sueños se cumplen.

–Es que en realidad nuestros problemas casi siempre no son tan graves como los sentimos. Hay personas que sí saben lo que es el sufrimiento…
–Lo que ocurre es que, cuando uno tiene un problema, es su problema. Y para él es el problema más duro del mundo. No se puede comparar. A veces, viendo otras perspectivas puedes animar a la gente, pero el problema se tiene que afrontar con decisión. Si te quedas en casa a esperar a que él sólo termine, probablemente no va a acabar nunca. Hay que enfrentarse. Los miedos son lobos que están allí, que son fruto de la imaginación, pero si tú vas hacia ellos, los pulverizas.

–¿Es posible conseguir todo en esta vida?
–De momento, lo único que no se puede es volver de la muerte. Pero todo lo demás se puede hacer. Es cuestión de cuáles son tus planteamientos, qué estás dispuesto a sacrificar, ponerle ganas y estar convencido. Yo todos los días cuando me levanto me miro al espejo y digo: tú puedes hacerlo. Para mí todos los días son un nuevo reto.

–¿Qué les dirías a las personas que no tienen o no logran potenciar esa fuerza?
–Lo único que puedo decir es que todos pasamos momentos malos, algunos durante muchos años, pero lo importante es aceptar lo que te ocurre y no resignarte, porque en el momento en que aceptas que tienes un problema buscas soluciones para hacer la vida totalmente normal. Además, dejaría un mensaje: Día que estás mal, día de tu vida que pierdes. Y día que pasa, no vuelve nunca más. Si uno se pega una semana mal, lamentándose que no ha hecho no sé qué, es una semana de su vida que pierde, con todos los acontecimientos que podrían ocurrir en esa semana, en ese día, en esa hora o en ese minuto. Es difícil estar al 100 por 100 las 24 horas del día, es verdad, pero por lo menos si se tiene esa actitud de decir yo voy para adelante y conmigo no va a poder, probablemente contigo no pueda. Al final es actitud, ganas y creer en uno mismo.

–El blog, las redes sociales como Facebook y el Twitter se han puesto de moda. ¿Qué tanto te han ayudado estas herramientas modernas para desarrollar tus proyectos?
–De manera muy importante. Últimamente me preguntan mucho por redes sociales y no tengo ningún inconveniente en decir que a mí me han cambiado la vida. Hay un antes y un después. Hasta octubre del año pasado sólo tenía el blog, que por cierto pronto cumplirá un año y medio, y tenía una serie de seguidores. Entonces ocurrió algo con Renfe (Empresa de Ferrocarriles de España). Yo además de usar los bastones uso silla de ruedas manual y un scooter eléctrico, y éste último no me lo dejaban subir a un tren para venir a Madrid. Como ese evento era muy importante para mí, lo que hice fue narrar esto en mi blog. Entonces, los 60 seguidores que había hasta entonces se convirtieron en 170 en poco más de 48 horas. Además, todos ellos copiaron ese post en sus blogs. ¿Te imaginas el efecto multiplicador que tuvo esa noticia? Además, hubo gente que subió el tema a Facebook. Yo tenía una cuenta en Facebook, pero en aquel entonces no la movía. El efecto multiplicador fue tan sumamente brutal que en 24 horas el Servicio de Atendo de Renfe se puso en contacto conmigo y me dijo que no me preocupara pues no iba a haber ningún problema. Yo quise que se comprometieran a que no iba a haber ningún problema ni conmigo ni con otra persona más adelante. A ese punto, las redes sociales y los blogs son muy importantes. Para quienes tenemos poca movilidad, además, nos dan una perspectiva tremenda, porque si tu mensaje es interesante y logras captar la atención de la gente, si eres divertido y sobre todo si no vendes un producto sino hablas de una idea o de un concepto, la gente responde.

–Esa idea o ese concepto, en tu caso, es que una persona con discapacidad sí puede viajar…
–Yo soy una persona muy activa y eso no es normal en el colectivo de personas con capacidades diferentes. Yo, con mis post, quiero demostrar que detrás de esa silla de ruedas, de esos bastones o de esos aparatos ortopédicos hay actividad, hay vida, hay alegría y ganas de vivir y comerte el mundo. Las redes sociales son imprescindibles para ello.

–Sin embargo, por ahora la mayor parte de personas usa las redes sociales sólo como distracción e incluso para difundir contenidos intrascendentes.
–El éxito de las redes sociales va a depender de los receptores. Alguien dijo una vez que no existía la televisión basura, sino que existe el espectador basura. Yo creo que acá es igual. Las redes sociales forman parte de la vida y en la vida tenemos de todo. Las redes sociales son como la vida. En las ciudades hay muchas calles, pero tú eliges por cuál calle quieres ir. Es una decisión personal.

–Entonces hay viajes para rato…
–Sin duda alguna. Es que viajar te enriquece. Uno tiene que ir a los sitios con humildad, muy abierto a absorber y a ser uno más del lugar donde está. Si vas a un país y quieres vivirlo con la dinámica del tuyo, te perderás muchas cosas y en lugar de disfrutar, vas a pasarla mal. Desde que empecé a viajar siento que he mejorado muchísimo, como persona y como viajero. Se ha fortalecido mi tolerancia y he descubierto que muchas veces los lugares no son como los dibujan los medios de comunicación y los gobiernos.

–¿Cuál será tu siguiente destino?
–Tengo pensado ir por los países de Europa del Este y también a París. Más adelante quiero ir a Vietnam y a Irán, y a muchísimos sitios más que ya irán leyendo en el blog (risas).

–Finalmente, ¿algún mensaje para tus seguidores y seguidoras?
–A todos ellos les digo gracias. Si no fuera por ellas y por ellos, ni ‘A Salto de Mata’ ni yo estaríamos aquí, y no podría hacer llegar este mensaje de positivismo y de ganas, ni este nuevo concepto y esta nueva óptica de poder viajar. Ellos son el corazón de este proyecto. Ellos se merecen todo mi agradecimiento y mi afecto.

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