lunes, junio 01, 2009


Complejo Arqueológico ubicado en la provincia de Sánchez Carrión requiere de urgente restauración

No te caigas, Markawamachuko

HUAMACHUCO. Si el complejo arqueológico de Markawamachuko fuera una maravilla, como lo asegura la mayoría de huamachuquinos, el chofer Emilio Pinillos García no tendría que detener su automóvil Station Wagon para quitar dos tremendas rocas de la desastrosa trocha que conduce al monumento.

Si Markawamachuko fuera una maravilla, sus muros no estarían apuntalados como en las viejas casonas del jirón Bolívar de Trujillo. Tampoco el único guardián del lugar, Juan Anticona Cerna, quien sólo se acompaña de un perro chusco llamado ‘Chino’, aseguraría que debe “correr” por las noches a personas que entran al complejo para destruirlo (uno de éstos es un viejo pastor que acaba de soltar a cuatro toros y cinco becerros para que se alimenten de la maleza que cubre al monumento).

Si Markawamachuko fuera una maravilla, no lo visitarían nada más que 20 personas al día, no parecería una cantera ni habría sido uno de los motivos por los cuales los ronderos de Huamachuco se levantaron contra las autoridades liberteñas, semanas atrás.

El problema, valgan verdades, es que Markawamachuko sí es una maravilla. Una deslucida y olvidada, pero impresionante maravilla.

 

********

 

Huamachuco ya no es un pueblito de la sierra, con menú de tres soles y hotel de diez. Esta ciudad, capital de la provincia de Sánchez Carrión y situada a 3 mil 169 metros sobre el nivel del mar, ahora cuenta con siete empresas de transportes que ofrecen buses-cama con terramozas a bordo y café de cortesía. Encontrar una pizzería, cabinas de Internet, una discoteca u hoteles de tres estrellas es ahora muy fácil en esta localidad que ha vivido una explosión económica, social y cultural desde que aparecieron nuevas empresas mineras y desde que asfaltaron gran parte de la carretera a la costa. Lo malo, es que ahora todo es mucho más caro.

Sin embargo, a decir de Pinillos García, el chofer que quitó las piedras del camino, “el turismo está en pañales”. En efecto, este sector es ahora el menos desarrollado en esta provincia del ande liberteño que, paradójicamente, posee atractivos naturales y culturales impresionantes como las lagunas de Sausacocha y Cuchuro, las aguas termales de Yanasara y del Edén, o los restos arqueológicos de Wiracochapampa (donde se celebra cada agosto la fiesta del Waman Raymi o también llamada del Halcón).

Pero entre estos lugares, el centro arqueológico de Markawamachuko destaca por su valor histórico (fue calificado por Fernando Belaúnde Terri como el ‘Machu Picchu del Norte’) y porque es el lugar más amado por los huamachuquinos. Esto, desde que ocupó la sexta ubicación en un concurso organizado por un canal de televisión peruano que buscaba a las nuevas siete maravillas del país.

“Como ciudadano pido a las autoridades regionales y de la municipalidad provincial que restauren Markawamachuko y le den la verdadera categoría de maravilla, que ya tiene, pero no se respeta”, declaró Pinillos García.

 

********

 

El cielo de Huamachuco hoy ha tendido una sábana de color añil y luce perfecto. El pueblo vive un día de paz ya que las acostumbradas manifestaciones en la plaza han dado una tregua. Son las 10 de la mañana, es viernes, y los negocios esperan a sus clientes, las mototaxis van y vienen y nosotros, dos periodistas del diario La Industria, no sabemos cómo llegar a Markawamachuko.

En Trujillo nos dijeron que algunas Combis ofrecían servicio de transporte de Huamachuco a las ruinas, pero en la Oficina de Información Turística de la municipalidad acaban de informarnos que para llegar al complejo arqueológico debemos alquilar una Station Wagon por 50 soles. “La otra forma es ir caminando. Lo que sucede es que no vienen muchos turistas y por eso todavía no hay facilidad con el transporte”, dice el jefe de esta área, Jorge Villanueva Pereda.

Folletos turísticos bajo el brazo, alquilamos la camioneta de Pinillos García y éste nos lleva por un camino “que por suerte hoy está abierto”. El conductor se refería a que un deslizamiento de piedras y lodo tuvo bloqueada esta vía en los últimos tres días.

El vehículo va en segunda por una cuesta caprichosa y Huamachuco queda a la distancia entre tejas serranas y montañas verdes pero salpicadas por la minería informal. El Cerro El Toro y las Pampas de Purrumpampa, donde se lidió la última batalla contra los chilenos, lucen afectados por la contaminación y el desarrollo urbano.

Markawamachuko (que en quechua significa ‘Pueblo de hombres con gorro de halcón’), se ubica en una montaña que se observa desde lejos, a 10 kilómetros de Huamachuco. Tiene una extensión de cinco kilómetros de largo por 600 metros de ancho y sus muros fueron levantados por la cultura Wamachuko entre los años 400 y 1.000 después de Cristo.

La carretera que conduce a los visitantes es una trocha en muy mal estado. Al salir de la ciudad, al costado del camino, existen minas que extraen materiales de construcción y donde trabajan niños. Ellos utilizan palanas y picos para llenar las tolvas de los camiones con ‘ripio’, que es una mezcla de piedras con arena.

Más adelante, en un profundo acantilado que llega hasta un riachuelo, existe un inmenso basural que no sólo afea la imagen sino que también pone en peligro de enfermarse a viajeros y pobladores.

“Nosotros hemos pedido que mejoren el monumento, que efectivamente está muy deteriorado. Markawamachuko es una maravilla y tiene mucho potencial, pero como está, no se puede hacer mucho”, declaró a La Industria el estudiante huamachuquino de Computación e Informática Pol Flores Paredes.

Similar pedido expresó el también estudiante Marlon Torres Benites: “El mejoramiento de la carretera estaba aprobado, pero el dinero lo han utilizado para otras cosas. Los ronderos y todo Huamachuco vienen expresando su protesta y ya están hablando de un nuevo paro en los próximos días”.

De acuerdo con los registros ediles, un promedio de 20 personas visita Markawamachuko cada día. La mayoría proviene de Trujillo, pero también hay reportes de franceses, chinos y norteamericanos. “Siempre dicen que van a mejorarlo, pero hasta ahora nada. Este monumento tiene mucho potencial y es tiempo de rescatarlo del olvido”, expresó la comerciante huamachuquina María Siccha Vilca.


No lo restauran hace más de un año

A pesar de los anuncios de que están restaurando o que pronto restaurarán el complejo arqueológico de Markawamachuko, La Industria confirmó en el lugar que los últimos trabajos de restauración y limpieza se realizaron hace más de un año. Por ello, todos los sectores del monumento se encuentran deteriorados y, en muchos puntos, cubiertos por maleza.

En el primer sector, denominado Las Huacas, sólo algunas paredes se han salvado del montón de piedras que permanecen desperdigadas. Luego vienen los baños, que no tienen agua, el pintoresco local de la boletería que está cerrado y la inexistencia de guías de turismo.

Sólo el guardián del monumento, Juan Anticona Cerna, recibe amablemente a los visitantes y los inscribe en un libro que después entrega a la municipalidad. Luego vende un volante con información del lugar (a un nuevo sol) y el resto queda por cuenta propia del turista, que debe guiarse por carteles de madera (uno de ellos dice: “Doble Murralla” ¿?)

El sector El Castillo, donde los Wamachuco realizaban rituales religiosos, no sólo impresiona por la arquitectura de sus muros, nichos y hornacinas, sino también por lo descuidado que está.

Lo mismo ocurre con el sector Las Monjas, destinado a las viviendas de los gobernantes wamachukos. Aquí ingresan pastores con toros y ovejas, que no sólo ensucian el lugar sino que también debilitan sus muros. “Sí me han dicho que está prohibido, ¿pero a dónde voy a llevar a mis vaquitas pues, señor?”, dijo la pastora María Sánchez Vargas, madre de cinco mujeres y cinco hombres que viven en la costa y sólo la visitan en agosto.

Si a esto le sumamos que muchos visitantes arrojan basura en el complejo (a pesar de que sí existen tachos) y que incluso algunas personas logran ingresar con automóviles hasta las zonas intangibles (el último viernes entró hasta El Castillo la camioneta Station Wagon SL 2188), Markawamachuko está atravesando un momento difícil.

“La gente es complicada y no entiende. Ya les hemos dicho que no entren con sus animales, pero igualito es”, comentó el guardián del monumento.

 

EL COMPLEMENTO

Muchos proyectos.

Tanto la Municipalidad Provincial de Sánchez Carrión, el Instituto Nacional de Cultura (INC) como el Gobierno Central vienen elaborando proyectos para restaurar Markawamachuko. Incluso existe un Plan de Manejo del complejo arqueológico que lo viene trabajando el ex director del INC Guillermo Lumbreras Salcedo. Los pobladores de Huamachuco exigen que los trabajos y la puesta en valor del monumento empiecen cuanto antes.

¿Cómo llegar?

Para llegar a Markawamachuko se debe viajar de Trujillo a Huamachuco en bus. El boleto cuesta 25 soles y el trayecto demora 5 horas. Luego, se debe alquilar un automóvil que cobra entre 50 y 80 soles ida y vuelta. La oficina de Información Turística de la municipalidad, ubicada en la Plaza de Armas de Huamachuco, ofrece importante información sobre el monumento y contacta a los conductores. La otra alternativa es caminar 2 horas y media hasta la entrada del monumento.

 

ELLOS LO DICEN:

Marina Esquivel Sánchez (comerciante)

“Tengo el orgullo de vivir a pocos metros de la casa de Sánchez Carrión y quiero mucho a Huamachuco. Yo le pido a las autoridades que arreglen a Markawamachuko y así atraigan más turistas para seguir mejorando la economía de nuestra ciudad”.

Lorenza Negreiros Esteban (comerciante)

“Markawamachuko está muy descuidado y por eso los turistas se llevan una mala imagen del lugar. Ahora este monumento es considerado como una maravilla del Perú pero las autoridades no hacen nada por darle realce”.

Marlon Torres Benites (estudiante)

“Yo sé que hay presupuesto, pero las autoridades son irresponsables. El dinero de la carretera se perdió porque lo utilizaron para otras cosas. Por eso los ronderos y los vecinos se enfurecen y hacen huelga”.