lunes, junio 07, 2010

Europa y Latinoamérica socios comerciales: ¿Todos ganan?

La VI Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea (VI ALC-UE), que se desarrolló en Madrid los días 17 y 18 de mayo último, fue el escenario de un claro acercamiento comercial entre Europa y América Latina. Durante esa reunión, en la que participaron líderes de 60 países de ambos continentes, la Unión Europea firmó un acuerdo de asociación con Centroamérica, además de dos Tratados de Libre Comercio (TLC) con Perú y Colombia, y reabrió las negociaciones para suscribir un acuerdo similar con el Mercosur.
De esta forma, Europa consolidó la creación de un mercado bicontinental que ahora mismo sólo carece de nexos –por obvias razones políticas– en Venezuela, Ecuador y Bolivia (considerando antiguos tratados ya suscritos con México y Chile).
El líder del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien de forma coyuntural también lidera la Presidencia de la Unión Europea, manifestó en esta cumbre que “nos sentimos comprometidos en este proyecto de unión de dos grandes continentes”. Mientras que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, expresó que “el acuerdo de asociación es un juego en el que todos ganan”.
En países como Costa Rica, Perú y Colombia, la firma de los acuerdos motivó la celebración de los gobernantes y de las clases económicas que miran hacia la derecha. Sin embargo, en países europeos como España las críticas de algunos sectores económicos (sobre todo los relacionados con la agricultura), así como de organismos que dicen defender la igualdad y los derechos humanos, no se hicieron esperar.
La pregunta que quedó suelta después de la cumbre fue: ¿quién gana con este acercamiento entre Europa y América Latina? El doctor en ciencias económicas español Francisco Cabrillo Rodríguez lo tiene muy claro: “La idea es que todos se vean beneficiados”.
El especialista y catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, en entrevista exclusiva, explicó que en la mayoría de casos la apertura comercial “beneficia un poco más al país pequeño que al grande”. Sin embargo, agregó que “no hay que olvidar que Europa es un mercado para América, pero también América es un mercado para Europa”.
Pero veamos más. El acuerdo más importante firmado en Madrid es el que involucra a Centroamérica, ya que es la primera vez que Europa (un mercado de 490 millones de habitantes con los niveles de ingreso más altos del mundo) suscribe un contrato de este tipo de bloque a bloque y no con algún país en particular.
América Central inició las negociaciones con la UE en octubre de 2007, en San José (Costa Rica), y luego de un complejo proceso de consensos y diferencias, se llegó a un acuerdo final que –en resumen– le da la posibilidad a Centroamérica de vender carne, arroz y otros productos agrícolas a la UE, mientras que al Viejo Continente le permitirá exportar coches y otros vehículos motorizados, sin traba arancelaria alguna.
Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, con sus 40 millones de habitantes, son los países a los cuales se les ha abierto las puertas de los 27 países que integran la UE. Entre algunos puntos, el acuerdo establece una reducción muy considerable al arancel para el banano en los próximos diez años. Entonces, de los 176 euros por tonelada actuales, que debe pagar un país exportador de banano, Centroamérica sólo deberá cancelar 75 euros por tonelada en el 2020. Esto suma un ahorro para los centroamericanos de unos 50 millones de euros.
Precisamente, este tema no fue bien recibido por los productores de banano de las islas Canarias (España), quienes durante los días de la cumbre protestaron en Madrid por darle facilidades a países extracomunitarios, hecho que, según dijeron, está acabando con la producción bananera española. Durante su reclamo, realizado en la Puerta del Sol, llegaron a regalar hasta 20.000 kilos de plátanos.
Los 200 agricultores canarios que se manifestaron, integrantes de la Asociación de Productores de Plátano Canario (Asprocan), aseguraron que más de 65.000 familias del archipiélago español se dedican a la siembra del banano. Cabe precisar que en diciembre de 2009 se redujo de 176 a 114 euros el precio por tonelada de los bananos procedentes de Iberoamérica, África, el Caribe y el Pacífico. Según los canarios, por esta medida, desde principios de año ya han perdido 38 millones de euros.
Sobre este punto, Cabrillo Rodríguez reconoció que la firma de estos acuerdos comerciales perjudicará a determinados productores españoles, pero agregó que la gran mayoría de españoles, que son los consumidores, sí se beneficiará porque los precios disminuirán en los mercados.
“El libre comercio puede perjudicar a determinados productores en España, pero definitivamente beneficiará a la mayor parte de los habitantes. La aportación de la agricultura al PIB de España es muy pequeña, es menor aún que lo que representan las estadísticas por el tema de las subvenciones. Si el banano centroamericano llega, puede perjudicar al productor español de plátano, pero beneficiará a los consumidores españoles de plátano. Entonces, cuando se preguntan: ¿se beneficiará España?, yo diría que la gran mayoría de españoles se beneficiará, mientras que los españoles que producen plátanos, no”.
América Central también podrá por primera vez exportar a la UE hasta 10.000 toneladas de carne, valoradas en 42.000.000 de euros, y 20.000 toneladas de arroz, valorizadas en 8.000.000 de euros, una cuota que además podrá aumentar anualmente en 5%. El café, producto estrella de Centroamérica, tendrá arancel cero, mientras que la cuota de exportación para el azúcar fue fijada en 150.000 toneladas para Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua y en 12.000 toneladas para Panamá (país sujeto a acuerdos anteriores).
A cambio de esto, la UE podrá exportar libremente sus coches a Centroamérica y tendrá un mejor acceso para sus empresas de servicios, así como facilidades para invertir en sectores clave de la economía. En cuanto a los lácteos, la presión costarricense (principal productor y exportador lechero de Centroamérica) fue férrea y Europa redujo su cuota anual de exportación a 1.900 toneladas para la leche en polvo y de 3.000 toneladas para los quesos (2.000 toneladas menos de lo que quería).
Con respecto al cierre de negociaciones de los tratados con Perú y Colombia, los cuales ahora se encuentran en una etapa de revisión legal y de traducción a los 23 idiomas oficiales europeos, ambos países sudamericanos se convertirán en receptores de ingentes inversiones europeas en rubros como las finanzas, las telecomunicaciones, la energía y la minería. A cambio, Perú podrá vender libremente en Europa sus principales productos agroindustriales, como son los espárragos, la páprika y las paltas (aguacates).
Sendos acuerdos con los dos países andinos, muy criticados por el presidente boliviano, Evo Morales, quien aseguró que “Europa está desestabilizando a la Comunidad Andina de Naciones” (CAN), también prevé la liberalización de los intercambios de productos industriales y de pesca.
“Esto abrirá nuevas perspectivas de acceso a los mercados para los exportadores de todas las partes signatarias en frutos y hortalizas, pesca, automotor, electrónica y maquinaria, los vinos y bebidas espirituosas, sin hablar de servicios, por ejemplo telecomunicaciones, servicios bancarios, etcétera...”, estimó Bruselas en un comunicado posterior a la firma de los acuerdos.
Perú y Colombia, países con 30.000.000 y 45.000.000 de pobladores, respectivamente, negociaron conjuntamente desde julio de 2009 un acuerdo comercial con la UE luego de que Ecuador se retirara al asegurar que la UE no estaba respetando los fallos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) con respecto a la exportación de bananos (sin embargo, Ecuador actualmente ha mostrado un interés de acercamiento con la UE). Bolivia, por su parte, mucho antes, en noviembre de 2008, ya se había retirado de las negociaciones por discrepancias ideológicas.
“América Latina y Europa están construyendo de manera acumulativa y paciente los cimientos de un mundo distinto y mejor. Y en esta hora en la que la crisis sacude al mundo y sacude a Europa –que parecía inconmovible en su fortaleza– reivindicamos junto a la democracia e integración, el mensaje de la cooperación”, declaró el presidente peruano, Alan García Pérez, tras la firma del tratado con su país.
Rodríguez Zapatero, por su parte, dijo que “vamos a poner en marcha una fundación, una facilidad financiera, y después de meses de trabajo tenemos resultados positivos para abrir nuestras relaciones comerciales y ensanchar las posibilidades de crecimiento económico con Centroamérica, Perú y Colombia”.
Por otro lado, durante la cumbre madrileña se anunció la reanudación de las negociaciones entre la UE y el Mercado Común del Sur (Mercosur), unión aduanera imperfecta integrada por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, y que cuenta con unos 380.000.000 de habitantes. Las negaciones se estancaron en el 2004.
En relación con todo esto, la organización no gubernamental (ONG) Intermón Oxfam se mostró en desacuerdo con la firma de tratados comerciales entre Europa y América Latina, pues considera que son acercamientos que se convertirán en un obstáculo para erradicar la pobreza, las desigualdades y las violaciones a los Derechos Humanos. La preocupación de la ONG se sustenta en que la libre presencia de Europa en los países latinoamericanos podría matar las industrias locales.
En su contra, existe un consenso entre los economistas: el comercio trasatlántico es fundamental. Y Cabrillo Rodríguez lo reafirma: “La experiencia que tenemos es que en aquellos países que se han abierto al comercio, el nivel de vida ha aumentado, mientras que los países cerrados tienen un nivel de vida más bajo. En estos momentos, a principios del siglo XXI, pretender un desarrollo económico sin apertura internacional, me parece un disparate”.

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