lunes, junio 07, 2010

Chile aspira a la reconstrucción y a vencer la pobreza... ¿podrá?

MADRID: Los últimos 12 años no han sido alentadores para el desarrollo económico y social de Chile, y el presidente de ese país sudamericano, Sebastián Piñera, lo sabe muy bien. Durante un almuerzo de trabajo con empresarios, políticos y periodistas, realizado días atrás en el centenario hotel Ritz de Madrid (donde estuvimos) el mandatario reconoció:
“Desde 1998 hasta el año 2009 hemos vivido 12 años de vacas flacas”.
Y luego agregó:
“Me ha tocado asumir la presidencia en condiciones adversas y trágicas”.
Piñera, flamante presidente chileno, no se equivoca. Durante la madrugada del 27 de febrero de 2010, Chile sufrió uno de los más terribles seísmos de la historia: el quinto terremoto de mayor intensidad en el mundo desde el año 1900, de 8,8 grados de magnitud Richter, seguido por maremotos y réplicas, que causó 521 muertos, más de 100 desaparecidos y cerca de 1.000.000 de damnificados.
Piñera, quien también estuvo presente en Madrid en la IV Cumbre de Europa, América Latina y el Caribe (UE-ALC 2010), junto con decenas de mandatarios de ambos continentes, aseguró:
“De los cinco terremotos más devastadores de la historia de la humanidad, dos han ocurrido en Chile. El más grande de todos sucedió en 1960 y golpeó a la ciudad de Valdivia, en mi país. Los otros tres ocurrieron en Sumatra, Alaska y Kamchatka (Rusia), y el quinto fue el del 27 de febrero, hecho que significó una nueva realidad que mi gobierno no podía ignorar”.
El terremoto hirió el corazón chileno. Se vieron afectadas seis regiones del país, donde vive el 75% de la población y se produce más del 80% del Producto Interior Bruto (PIB). El desastre liberó 800 veces más energía que el terremoto que asoló a Haití, por lo cual desvió el eje de la Tierra, acortó el día y aumentó la velocidad de rotación del planeta.
Además, una de cada 10 viviendas del país se vino abajo, así como 4.000 colegios y uno de cada tres hospitales. Las carreteras se destruyeron y los pueblos se vieron devastados. Más de 1.300.000 niños y niñas no pudieron ir a clases. En cifras, las pérdidas ascendieron a 30.000.000 de dólares, casi el 18% del PIB.
Ante esta realidad, Piñera, un hombre de padre asturiano y madre vasca nacido en 1949, doctorado en economía, docente y empresario de éxito, se ha planteado dos retos para cumplirlos durante sus cuatro años como presidente: reconstruir Chile y contribuir con un ambicioso proyecto: convertir a su país en la primera nación latinoamericana que venza a la pobreza e ingrese en las filas del desarrollo.

PROYECTO DE RECONSTRUCCIÓN
Piñera explicó en Madrid que el plan posterremoto incluye tres aspectos: atención de las emergencias, reconstruir el país y cumplir con su programa de gobierno.
La primera etapa de trabajo se centró en enfrentar la emergencia, lo cual –según el presidente– se consiguió el 31 de marzo al reponerse los servicios básicos y el orden público, y al atenderse a todos los heridos.
Otro punto importante se consiguió el 26 de abril, cuando los niños y jóvenes pudieron volver a sus clases, tras instalarse escuelas en módulos de madera o tiendas de campaña.
La vacunación contra la gripe AH1N1 y la hepatitis A, así como la implementación de los hospitales dañados, fue otro aspecto importante.
Por otro lado, Piñera informó que su país ya ha construido 50.000 viviendas de emergencia, destinadas a los damnificados.
“Implementamos el programa ‘Manos a la obra’, mediante el cual las más grandes cadenas de materiales de construcción del país entregaron a 25.000 familias todo lo necesario para reconstruir sus viviendas”, indicó.
Actualmente, se continúa con la reparación de las obras públicas. Puentes, carreteras, muelles de pesca artesanal e industrial, escuelas y hospitales poco a poco irán levantándose de entre los escombros, según prometió Piñera.
El presidente chileno propuso además un plan fiscal de 20.000.000 de dólares, durante cuatro años, que permitirá financiar la reconstrucción, pero también las mejoras en la educación y salud, la seguridad ciudadana, la creación de empleo, la descentralización del país y modernizar el Estado.
Para lograr esto, Piñera anunció en Madrid la creación de un fondo para la reconstrucción, así como la dotación de incentivos a las donaciones y mucha austeridad fiscal.
“Estamos planteando un aumento en los impuestos a las grandes empresas, a la minería, a los sectores de más altos ingresos y al tabaco”, dijo.
El fondo para la reconstrucción, que días atrás ya fue establecido, creó un sistema de incentivos a las donaciones de privados y particulares en caso de desgracia, con lo cual se espera recaudar 300.000.000 de dólares en dos años mediante aportes.
Además de esto, Piñera informó en Madrid que Chile contará con un mapa donde estarán especificadas las zonas más susceptibles de sufrir los embates de la naturaleza, como maremotos, terremotos o erupciones volcánicas.
Piñera hizo además un llamado a los empresarios españoles que quieran invertir en su país para contribuir con la reconstrucción.
“Tienen las puertas abiertas de Chile para invertir”, dijo.

CHILE: DESARROLLADO EN EL 2018
Piñera, desbordando ambición, planteó el reto de convertir a Chile en el primer país desarrollado de América Latina antes del 2018.
“La diferencia entre un proyecto y un sueño es la voluntad de llevarlo a cabo. Y también ponerle una fecha. Mientras que uno no le ponga fecha, el sueño seguirá siendo sueño. Cuando uno le pone fecha, el sueño se transforma en proyecto. Chile tiene un sueño que queremos transformarlo en proyecto, para lo cual nos hemos comprometido con la férrea voluntad y le hemos puesto una fecha. Queremos que nuestro país, antes que termine esta década, y lo hemos proyectado para el año 2018, sea el primer país de América Latina que logre derrotar el subdesarrollo y la pobreza, y logre crear una sociedad de oportunidades”, precisó.
Para lograr esto, el mandatario chileno valoró el concepto de libertad, como motor de desarrollo, inspiración, fuerza, creatividad y voluntad. Libertad, entendida como democracia.
“Yo sé que la democracia se parece mucho al matrimonio: tiene muchos problemas, pero no nadie ha inventado hasta ahora algo mejor. Y es la mejor manera de expresar la libertad en el plano político”, dijo.
En el aspecto económico, Piñera se orientó claramente a la economía de mercado.
“La mejor manera de expresar la libertad es la economía de mercado: libre, abierta, competitiva. El motor del desarrollo está en la iniciativa, en la creatividad, en el emprendimiento de hombres y mujeres libres. Y la mejor forma que hemos encontrado para tener libertad social es la igualdad. Y, naturalmente, a lo largo de la carrera, los que se esfuerzan más, los que se preparan más, van a poder llegar más lejos”, declaró.
El presidente expuso que en los últimos 24 años, Chile vivió dos períodos. De 1986 a 1997 se gozó de una etapa de “vacas gordas”, como él mismo la llamó.
“Durante esos 12 años, Chile creció a un ritmo de 8% al año y se ubicaba entre los cinco países de mayor crecimiento del mundo. Creaba empleo, se integró con el mundo, logró fortalecer su proceso de ahorro e inversión y además recuperamos la democracia. Chile crecía dos veces más rápido que el mundo y hacía noticia. Se habló durante ese tiempo del ‘milagro chileno’”, precisó.
Sin embargo, en 1998 la situación cambió bruscamente. Desde entonces, hasta el 2009, “llevamos 12 años de vacas flacas”, aseguró.
En ese tiempo, Chile redujo su tasa de crecimiento a menos de la mitad, la productividad fue cayendo y la creación de empleo se debilitó sustancialmente. Por lo tanto, Chile pasó de estar entre los cinco países de mayor crecimiento del mundo a estar en la medianía de la tabla.
“Estamos en una posición donde no se aspira a ser campeón, pero tampoco se corre el riesgo de descender. No es una posición apropiada para un país que aspira a derrotar al subdesarrollo y la pobreza”, señaló.
Para terminar con la época de ‘vacas flacas’ y recuperar el liderazgo, el dinamismo en el empleo y volver a hablar del ‘milagro chileno’, el gobierno de Piñera se ha propuesto lograr una tasa de crecimiento anual de 6%, además de aumentar al doble la capacidad de creación de empleo y empezar a ganarle la batalla a la delincuencia y al narcotráfico.
“También debemos mejorar nuestros sistemas de educación y salud. Haremos una reforma profunda, de forma tal de no sólo aumentar la cobertura, que en Chile es muy satisfactoria, sino mejorar la calidad, que en Chile es muy deficiente. Tenemos niveles de cobertura europeos, pero niveles de calidad africanos”, ejemplificó.
Muy optimista, Piñera aseguró que con mucho trabajo, su país logrará entrar en el desarrollo.
“Estoy convencido de que con democracia, economía de mercado abierta e igualdad de oportunidades, vamos a ganar la carrera hacia el desarrollo”, puntualizó Piñera, quien está orgulloso de ser el primer presidente de derechas elegido democráticamente en Chile desde 1958, y de haber puesto fin a 20 años de gobiernos de centroizquierda en su país.

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