martes, marzo 30, 2010

Entrevista al escritor Johari Gautier, quien acaba de publicar ‘Cuentos históricos del pueblo Africano’
“Podemos aprender muchísimo de África”

La humildad, la solidaridad y las ansias de saber qué ocurre más allá del horizonte son tres cualidades del pueblo africano que el escritor Johari Gautier Carmona descubrió durante dos visitas a Gambia y Senegal, que no fueron precisamente para hacer turismo sino más bien para encontrarse con sus raíces.


Gautier (1979), quien acaba de publicar ‘Cuentos históricos del pueblo Africano’ (Editorial Almuzara), nació en París, pero es hijo de una española y de un descendiente africano que vio la luz en la isla francesa de Guadalupe, allá en el Caribe.

Él asegura que sus abuelos paternos fueron esclavos llevados a América y que su último libro lo redactó para satisfacer “una necesidad de expresar mi africanidad”.

“Soy una persona que me defino por mis orígenes, más que por el lugar donde nací. Y como no pretendo olvidarme de nada, quiero reivindicar a África”, declaró Gautier.

Precisamente, los 18 relatos de su nuevo libro tienen como objetivo limpiar de prejuicios al continente africano, desprestigiado en el mundo occidental donde se le considera como una zona vacía, conflictiva y sin historia. Nada más alejado de la realidad.

El nuevo volumen pretende acercar África a Europa para conseguir, de alguna manera, que el conocimiento de su historia, de sus costumbres y de su realidad social, política y económica quite de la mente del lector los prejuicios y las ideas erróneas que desestiman el gran valor que posee el continente africano. En resumen, proponer que todas las personas somos iguales.


–En Europa y América se conoce a África de una manera desdibujada, a través del cine o de los medios informativos que no reflejan del todo la realidad. ¿Qué es lo que más te impactó en los casi dos meses que estuviste en Gambia y Senegal, previos a la publicación de tu libro?
–Yo viajé a África cuando tenía el libro escrito a la mitad y estuve conociendo el sitio por medio de africanos, conociendo la vida del lugareño y sus costumbres. No estuve en lugares turísticos, sino en contacto con las personas. Lo que más me impactó fue encontrar a gente muy abierta, gente muy curiosa, con una necesidad de conocer qué pasa afuera. Gente que también escucha las noticias, pero no solamente las de su país sino también las de Europa, de Estados Unidos y de América Latina.


–Cosa que nosotros no hacemos con frecuencia…
–Así es, nosotros casi siempre sólo escuchamos lo de nuestro país y nada más, es decir, lo que nos afecta. Por ello, esa apertura me impactó en África.


–¿Qué más encontraste?
–Mucha magia, cultura y diversidad. Gambia, Senegal y otros países tienen entre cinco a seis idiomas y todos los ciudadanos se entienden entre ellos por medio de uno que es el wólof. Pues a mí me impactó esa pluralidad porque podemos estar en países como España o Francia, y esa diversidad a veces nos trae complicaciones. No sabemos nosotros, los europeos, cómo vivir con la diversidad y esos países nos pueden enseñar mucho.


–Nos pueden enseñar más de lo que nosotros imaginamos…
–Nosotros podemos aprender muchísimo de África, a nivel de tolerancia, a nivel de humanidad, a nivel de colectivismo, de familia, de valores y de compartir, y nosotros no somos conscientes de ello. Lo que creo, después de mi viaje y después de pensar, es que en Europa tenemos una forma muy materialista de ver el mundo y esa forma de pensar nos invita a denigrar, a rebajar a los demás, porque no tienen muchas pertenencias, porque no tienen muchas riquezas.

–¿Y esa forma de pensar no la tiene el africano?
–No, allí no se juzga tanto por el materialismo, sino que se respeta a una persona por la edad que tiene. Las personas mayores son vistas con mucho prestigio y siempre se les escucha. Además, en la familia los hermanos se respetan y hasta un primo puede llegar a considerarse como un hermano. Por ejemplo, si a un niño se le muere la madre, que es un caso extremo, va a vivir a la casa de la tía y ella lo acepta como si fuera su hijo. Esta solidaridad que hay en África, nosotros podemos aprenderla.

–¿Entonces crees que la solidaridad se ha perdido en Europa?
–Sí, y si la ha habido en Europa, creo que se ha perdido hace mucho tiempo. Ya no nos acordamos de ello. En España sí existía la familia sólida, pero hace ya 20 ó 30 años. Ahora nos hemos distanciado, ya ni nos acordamos de nuestros familiares.

–A pesar de todo esto, en África hay evidentes problemas a niveles sanitario y de infraestructura. ¿Qué se podría hacer? ¿Qué debería hacer el mundo occidental o los mismos gobernantes africanos para lograr el desarrollo?
–Es una pregunta muy discutible porque cada uno tiene un punto de vista. Además implica planteamientos políticos. Yo siempre parto desde el punto africano: no hay que ser victimista. El africano también debe aprender a escoger su camino. El primer paso es que los líderes africanos se responsabilicen y piensen en su pueblo. Hay que pensar que el pueblo africano es un pueblo de paz. En la gran mayoría, el pueblo africano desea la paz. Lo que pasa es que, por la situación política, tenemos a líderes africanos que se dejan corromper o que se dejan llevar por los intereses de otros países europeos. Entonces, África tiene que llegar a esa unión que se empezará a forjar cuando sus líderes trabajen para el pueblo.

–Y desde Europa, ¿qué se puede hacer?
–Pues nosotros, los europeos, primero debemos pensar que los africanos tienen dignidad y que los africanos nos han cedido muchas cosas. África no es un continente vacío, tiene 3000 ó 4000 años de historia y es un pueblo tan digno como el nuestro, o más.

–Esa idea la quieres posicionar con tu nuevo libro…
–Así es. Todo el mundo tiene que pensar que el otro es tan digno y valioso como uno.

–España es un país que recibe una gran cantidad de inmigrantes, sobre todo marroquíes, y eso a las personas parece que les ha generado un problema. O, tal vez, se han acrecentado los prejuicios. ¿Qué hacer en España ante esta situación para promover la tolerancia?
–Esa es una muy buena pregunta. Hay que volver atrás para discutir y dialogar y recordar que los españoles hace muchísimos años atrás eran muy cercanos del pueblo árabe y del africano también. Estamos hablando de muchos siglos atrás y a lo mejor estoy retrocediendo demasiado. Pero también tenemos que ir hace sólo 50 años, cuando el español era el que emigraba, el que se iba. Tenemos que ir a esos años cuando el español viajaba al sur de Francia, cuando era considerado como un inmigrante miserable y nosotros, españoles, que ahora recibimos a gente de afuera, no tenemos que ser así. Tenemos que hacer un esfuerzo de memoria y considerar a todo mundo como una persona digna, que se quiere ganar el trabajo y que no viene a ‘robar’ trabajo, sino a enriquecer a un país y a enriquecerse él también. Hay trabajo y dinero para todos, digamos. Hay que hacer un esfuerzo de memoria y un esfuerzo de educación, también.

–La educación, en todo caso, es primordial. Habrá que hablar más de estos asuntos que no se están tocando, o que se están tocando mal en los colegios.
–La educación debe ser humilde, abierta y con varios enfoques. No sólo un enfoque patriótico porque al final la historia se puede manipular. Hay que presentar la historia de una forma global y decir que en algún momento España ha sido una potencia y en otros, una víctima. Que detrás de esos capítulos de la historia siempre hay hombres que sufren y hay que pensar en ello.

–Volviendo al libro, ¿cómo está dividido?
–En total son 18 relatos divididos en dos capítulos. En el primero hablo de la antigüedad africana, del período clásico y del período colonial y poscolonial. La segunda parte es la historia del pueblo africano en las Américas. Hablo de Centroamérica, pero también de Colombia y otros países donde hubo rebeliones.

–¿Qué cambio esperas lograr en tus lectores?
–Mi objetivo es llamar la atención y transmitir la curiosidad al lector. A mí me gustaría que, después de que alguien leyera este libro, pensara que la historia negra es interesantísima. Mira, voy a descubrir un poquito más, voy a mirar en Internet y voy a buscar sobre las rebeliones de los africanos, de los cimarrones, o de los reyes africanos en Sudamérica o voy a comprarme tal libro sobre la historia del imperio de Malí en los años 1300. Eso me gustaría. Transmitir esa curiosidad o gusto por la historia. Ojalá que lo consiga.


MÁS DETALLES
- ‘Cuentos históricos del pueblo Africano’ fue publicado hace dos semanas en Barcelona, ciudad donde reside el autor.
- Johari Gautier Carmona es miembro del Centro de Estudios Africanos. Ha cursado un postgrado sobre las Sociedades Africanas y escribe en distintos medios artículos sobre África y el Caribe.
- Autor de la novela ‘El Rey del Mambo’ (Ediciones Irreverentes, 2009) también ha publicado cuentos de ficción en antologías como ‘Qué me estás contando’ de la Editorial Hijos del Hule e ‘Historias Verdaderas’ de Silva Editorial. Es el ganador del premio ‘Relatos de viaje de 2007’, organizado por Ediciones del viento y vagamundos.net, entre otros.

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