De cómo un pueblo pequeño puede convertirse en un impresionante centro turístico
El milagro de San Pedro
Expedicionarios de Ruta Inka visitaron ruinas incas y aldeas precolombinas en San Pedro de Atacama, Chile.
El boom del turismo que se vive en el poblado chileno de San Pedro de Atacama, ubicado en la región de Antofagasta, es una muestra de que todo lugar del mundo, por más pequeño que sea, puede materializar su potencial turístico en ingentes ganancias para los lugareños. Es que San Pedro, localidad que diez años atrás sólo ofrecía al turista una iglesia antigua (la segunda construida en Chile), es ahora el tercer polo turístico de todo el país, sólo superado por las islas de Pascua y Chiloé, ambas ubicadas en el Pacífico Sur.
Ahora, la pregunta es: ¿qué hicieron los chilenos para convertir a un pequeño poblado que incluso carecía de agua potable en un centro tan atractivo para los turistas? María Paz García Toledo, trabajadora del hotel Kimal de San Pedro, donde incluso alguna vez se hospedó la actriz Cameron Díaz y donde hoy dormimos los periodistas de la Ruta Inka, reveló la piedra angular de este casi milagro: ofrecer servicios de calidad A1 a los visitantes.
Y es cierto. Si un lugar que posee atractivos turísticos como centros arqueológicos, parajes desiertos donde practicar deportes de aventura o vestigios de culturas milenarias, además ofrece servicios de hospedaje, alimentación, telefonía, Internet y transporte de excelente calidad, sólo tiene algo más que hacer: esperar a que lleguen los visitantes.
“Cuando al turista se le ofrece un servicio de calidad, ni siquiera se tiene que hacer mucha publicidad, porque son los mismos visitantes los que recomiendan a otras personas que viajen y así sucesivamente. Es un proceso muy exitoso que se puede aplicar en cualquier parte del mundo”, declaró la también guía turística.
Pero si se quiere lograr un verdadero éxito turístico y por ende mejoras económicas en una localidad, no basta con construir un hotel de cinco estrellas o un par de restaurantes, sino crear una atmósfera turística, sustentada en el buen trato al visitante y en la variedad de opciones, tanto en servicios como en rutas de viaje. Probablemente alguien viaja a San Pedro por su iglesia o por sus ruinas, pero otros arriban para practicar sundboard. ¿Quién sabe? Lo único que se debe hacer, es estar preparado para todo.
Y San Pedro lo está. Cuando uno camina en las calles de este centro poblado, que no supera las 400 viviendas, se topa con un negocio cada dos puertas. Pero no sólo ello. Todas las fachadas son blancas, de aspecto rústico, con farolas ambarinas, letreros de madera y letras similares que, en conjunto, generan una armonía visual muy atractiva para el caminante.
Entonces, uno puede encontrar restaurantes, hoteles de lujo, bares, bodegas, puntos de venta de artesanía, panaderías, ferreterías, centros comunitarios y de alquiler de Internet, así como agencias de viaje que ofrecen rutas de todo tipo. Claro, cuando existe toda esta capacidad instalada en un pueblo acogedor de calles de tierra, se puede dar el segundo gran paso: cobrar muy caro.
El Hotel Explora es un claro ejemplo de esto. En este centro de hospedaje de cinco estrellas, la tarifa por un paquete de tres días que incluye tours a los puntos más importantes de la provincia, asciende a la increíble cifra de 3 millones de pesos, que en dólares equivalen aproximadamente a 6 mil. “Claro que no todos pueden pagar esta cantidad, y por eso también existen centros de hospedaje o camping muy acogedores que sólo cuestan seis dólares la noche. Aquí estamos preparados para todo tipo de turistas, nacionales o extranjeros, adinerados o no…”, añadió García Toledo.
Toda esta cultura del turismo implica además otro punto: la educación. El gerente del Hotel Explora, Maurice Dides, explicó que el único colegio de San Pedro de Atacama, que aquí lo conocen como ‘liceo comercial’, ofrece a los estudiantes de los dos últimos años de la media (secundaria) la especialidad de turismo, en la cual se exige a los alumnos la realización de prácticas en empresas grandes. El objetivo es que los jóvenes egresen del colegio con el oficio de guías turísticos para trabajar de inmediato.
“En el Hotel Explora nosotros acogemos a jóvenes y señoritas del liceo para que practiquen en la recepción, la lavandería, la cocina o de guías de turismo. Claro, siempre bajo la supervisión de algún experto para que la atención al público siempre sea de calidad”, declaró Dides, quien reveló que el centro hotelero que gerencia posee cinco estrellas y 52 habitaciones.
Entonces, al amparo de empresas exitosas con una marcada responsabilidad social, con el apoyo del Ministerio de Educación y de la municipalidad local (para mejorar el ornato y los servicios básicos), así como con el compromiso de cada uno de sus pobladores, San Pedro de Atacama se transformó en un ejemplo de cómo se puede desarrollar el turismo incluso en medio del desierto. Una experiencia que muchos pueblos peruanos pueden y deben replicar.
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