jueves, agosto 16, 2007

Comunidad de Putre, ubicada en norte del país, recibió a expedicionarios de Ruta Inka
Viaje en la sierra chilena
Sólo faltan dos días para que aventureros pisen tierras peruanas, en región de Tacna.

Las hojas de coca volaban con el viento formando círculos y el alcohol cargó la atmósfera con un perfume festivo. El ritual Aymara tomó por sorpresa a la expedición en la comunidad de Socoroma, ubicada en la sierra chilena a una hora del Puerto de Arica. La mujer que oficiaba el acto, ataviada con trajes coloridos semejantes a los que pueden verse en Bolivia o Perú, pidió a la Pachamama por el éxito de la Ruta Inka, ante la mirada atenta del centenar de aventureros. “Que todo sea positivo en este viaje, que nada malo ocurra”, pidió.
La expedición partió en tres buses hoy a las 8:30 de la mañana de Arica y se adentró en la sierra norteña, con dirección a la Comunidad de Putre, famosa en el mundo por los constantes avistamientos de Ovnis registrados en sus cielos (incluso cuentan que un oficial chileno fue llevado por alienígenas y luego devuelto a la Tierra). Cada kilómetro adelante iba descubriendo abismos similares a los del Ande liberteño, con formaciones rocosas sobrevoladas por pájaros solitarios y una neblina que frenaba las pretensiones del sol.
El Valle de Copaquilla fue la primera parada y lugareños nos recibieron con queso de cabra, café y una cachanga. Un conjunto folclórico animó el ambiente. “Dejar de quererte/dejar de amarte/eso es imposible/negra de mi alma…”, cantaban los artistas, mientras que algunos viajeros bailaban en ronda y cogidos de la mano. Precisamente, este lugar es considerado la puerta de entrada a la Provincia de Parinacota, donde se ubica Putre. “Estamos ascendiendo muy rápido desde el nivel del mar hasta casi los 4.000 metros, así que no coman mucho ni se agiten”, recomendó el médico de la expedición. Fue tarde. Los quesos ya se digerían y el baile había acelerado los corazones. Por suerte, nada malo pasó luego.
Media hora más adelante, luego de un descenso a pie por el Camino Inca, llegamos al pueblo de Socoroma, pintoresco y con no más de 150 viviendas, donde los lugareños nos recibieron con banda de músicos, artesanía en tela de alpaca y un cóctel llamado ‘Tumbo Sour’, de tonalidad anaranjada y sabor similar al mango. Suave y sabroso. La cita se realizó en las puertas de la iglesia de piedra y barro que data de 1883.
El alcalde de la Municipalidad de Putre, Francisco Humire Alejandro, quien se acopló a la ruta en Socoroma, reconoció que este pueblo es muy pobre, así como otras localidades descendientes de la Cultura Aymara ubicadas en las fronteras con Bolivia y Perú. “La presencia de ustedes aquí es muy importante porque se están convirtiendo en embajadores nuestros en el mundo, para que difundan los atractivos de Putre y atraigan a más turistas”, sostuvo el burgomaestre.
Es que esta región y en general todo el norte chileno, incluyendo el poblado de San Pedro de Atacama, se han propuesto convertirse en un polo turístico similar al de Cusco. Su proyecto es captar, con excelentes servicios y tours alternativos, a los visitantes que arriban al sur peruano. En lugar de que retornen a sus países, mejor que den un salto por un país vecino.
El viaje se reanudó pasadas las 2 de la tarde, luego de haber probado maíz tostado con carne seca de llama (charqui), cancha dulce, refrescos y algunas frutas de la zona. Más de 40 minutos después, por fin apareció Putre, con sus 3.500 metros de altitud, sus edificios del siglo pasado y su iglesia construida en 1670. En Putre el frío aumenta con las manecillas del reloj. Cada segundo adelante se siente como un grado arriba. El poblado es pequeño, no supera los 1.200 habitantes y en sus alturas se yerguen nevados que enfrían los vientos que respiramos.
Los aventureros de la Ruta Inka nos instalamos en un moderno hotel llamado Las Vicuñas. Agua caliente, habitaciones amplias y de lujo nos alojaron para recobrar las energías perdidas en las últimas horas, a pesar del buen trato que todos recibimos en el país sureño.
El programa de mañana indica que muy temprano nos adentraremos en las montañas periféricas de Putre y que la caminata, bajo el sol ardiente de las mañanas y el retorno gélido azuzado por los vientos vespertinos, se convertirá en una más de las inolvidables aventuras que los expedicionarios de la Ruta Inka venimos captando en nuestras retinas desde el 21 de junio. Que así sea.

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